No quieren comer de todo

Si tu hijo escarba el plato apartando ciertos alimentos, si cuando se sienta a la mesa no quiere comer porque dice que no le gusta… no te pongas nerviosa, aquí encontraras algunas recomendaciones y trucos para mejorar esa situación.

A partir del momento en tu hijo ya puede comer de todo y sin ayuda, sabe perfectamente lo que le gusta y lo que no. Ya no es aquel bebé al que le preparabas las papillas con lo que considerabas que tenía que comer. Ahora tiene, igual que nosotras, sus propias preferencias culinarias.

Respeta sus gustos: Todos tenemos predilección por unos alimentos, en cambio hay otros que no los podemos ni oler. Tu hijo también sabe lo que prefiere. Obligarle a comer aquello que no le gusta es perjudicial. A ti nadie te dice lo que tienes que comer, no hagas lo mismo con tu hijo.

Usa la imaginación en la cocina: Si tu hijo no quiere comer algo que tu consideras que es bueno para su salud, intenta cocinarlo de alguna otra forma. Se dice sabiamente “comes con los ojos” porque si algo te atrae visualmente se abre el apetito y estás mas dispuesto a probarlo. Hay que innovar, meterse en la cocina e idear nuevas recetas que atraigan a los niños y les den ganas de comérselo todo.

Ha continuación te ofrecemos unos ejemplos:

Mezcla ingredientes: Uno de los casos más habituales es que no le guste la verdura, entonces puedes hacer una picada de carne con acelgas o espinacas para hacer hamburguesas, albóndigas o canelones.

Diferentes presentaciones: Otro caso frecuente lo encontramos con la fruta. Prueba a dársela en zumo ó tritura unas cuantas piezas y haz granizado, sorbetes o helados (en moldes atractivos), incluso crea tus propias mermeladas para el desayuno y como relleno de bizcochos. Como ves comer fruta puede llegar a parecerles divertido.

Deja que te ayude: Implicar a tu hijo a la hora de cocinar es una buena técnica para aumentar su apetito. Entrar en contacto con los ingredientes, manipulándolos estimula sus sentidos y le prepara para la hora de la comida. Deja que tu hijo mezcle la ensalada, pídele que bata los huevos para la tortilla o que remueva la sopa.

Cuando os sentéis a la mesa, alaba su trabajo y dile lo bueno que está aquello que te ha ayudado a preparar, verás como así se muestra más interesado a comérselo.

Reserva tiempo suficiente para la comida: Muchas veces nuestro ritmo de vida nos hace llevar una alimentación poco cuidada y en ocasiones abusamos de las comidas preparadas que nos sacan de un apuro. Pero esto no es lo más recomendable ni para ti ni para tu hijo. Debemos encontrar tiempo para ir al mercado a comprar productos frescos que elaborar en casa.

Dale tiempo: Si por muchos esfuerzos que tú hagas, tu hijo sigue sin comer ciertos alimentos es mejor que los aparques por un tiempo. Puede que ahora no le guste pero que luego le encante. Muchas veces es nuestra propia insistencia la que causa su negación. Mientras tanto, dale a comer otro alimento que le aporte los nutrientes de aquel que no quiere tomar.

No conviertas la hora de la comida en una batalla: Desayunamos, almorzamos, comemos, merendamos y cenamos. A lo largo del día pasamos mucho tiempo comiendo y ha de ser un rato libre de tensiones y crispaciones. Aprovecha las comidas y las cenas para sentarte a la mesa y compartir con los tuyos un rato de tertulia familiar. No es momento de pelearse por lo que hay en el plato. Permite que tu hijo participe en la decisión de los menús y mantén una actitud relajada en la mesa, no estés constantemente mirando lo que come, verás como poco a poco el momento de la comida dejará de ser una tortura para todos.

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