Nuestra sociedad ha cambiado. Vivimos en un mundo en donde tenemos cualquier información al alcance de un clic en el ordenador o móvil. La memorización ha perdido una gran parte de su poder en el aprendizaje. En la antigüedad, con poco acceso de la población a los libros o escasas bibliotecas públicas,

Cada vez se da mayor importancia a los problemas que tienen los niños para alcanzar los objetivos mínimos educativos marcados, y es que si se toman medidas a tiempo las probabilidades de evitar el fracaso escolar son elevadas.

Nos olvidamos de que los niños no nacen sabiendo, y que por esa razón hay que enseñarles las cosas. Desde caminar, hablar, vestirse… hasta enseñanzas más complejas que se van adquiriendo al ritmo que se cumplen años.

Dedicar un ratito todos los días a estudiar y repasar en casa los temas estudiados en el colegio, o realizar los deberes que han puesto los profesores, ayuda a retener lo aprendido en la escuela y mejorar su rendimiento académico.

El ritmo de vida que se vive actualmente es demasiado agitado, rápido, sobrecargado y en definitiva muy estresante. Y son en demasiadas ocasiones, en las que utilizamos la televisión como medio de tener entretenidos a nuestros hijos para poder así, atender todas nuestras tareas.